La realidad laboral de las PYMES

by | Dic 19, 2017 | Derecho Corporativo, Derechos Laborales, Gajes del Oficio | 0 comments

He tenido el gusto y disgusto de trabajar con empresas de todo tamaño en mi experiencia como abogado laboral. Desde micro empresas de menos de 10 trabajadores, pequeños negocios de hasta 50, empresas medianas de más de 100 empleados, hasta gigantes con miles de trabajadores a nivel nacional. Las micro y pequeña empresa conforman más del 99% del total de unidades económicas a nivel nacional y emplean casi el 55% de la población que tiene un empleo formal. Son la mayoría en el motor de la industria de la nación y aún así son el sector patronal que menos cultura jurídica y de prevención tiene.

Las empresas micro y pequeñas comúnmente padecen de no contar con la papelería básica que requiere una relación laboral (contratos, recibos de salario, constancias de vacaciones tomadas, listas de asistencia, medios de control, etc.), se atrasan en salarios, suelen no cumplir en las condiciones laborales prometidas, se niegan a pagar horas extras que ellos mismos exigen, entre otros males; y los trabajadores de dichos centros de trabajo mantienen vicios comunes a lo largo del mercado laboral: impuntualidad, ausentismo, insubordinación, baja productividad, etc. Una vez mi padre me dijo que México es un país de simuladores: Tu haces como que trabajas y yo hago como que te pago. Esa es la triste realidad de la Micro y Pequeña Empresa.

Cuando ambas partes suelen ser responsables de malas prácticas laborales, las conciliaciones  en teoría deberían ser más sencillas o productivas, pero en la práctica se entorpecen, sobre todo por el exceso de solapamiento de los abogados para nuestros clientes. El típico cliente de un abogado laboral no acude con él a recibir asesoría jurídica respecto de su relación de trabajo, lo que quiere es oír cuanto le va a tocar cobrar, en caso de los trabajadores, y cuanto se va a negar a pagar, en el caso de los patrones. No quieren saber si lo que hicieron estuvo bien o mal, apegado a la ley o completamente fuera de ella, lo que buscan es alguien que les consuele, les haga cuentas alegres y tome su asunto como si fuera el último del mundo.

Este sombrío panorama empieza a cambiar, de menos un poco, con las empresas medianas, esas que tienen más de 50 trabajadores y representan junto con las grandes empresas, apenas el 1% de las unidades económicas totales del país, pero que emplean poco más del 45% del personal ocupado a nivel nacional. Esas empresas normalmente tienen cultura jurídica preventiva que les reduce las contingencias laborales de manera significativa. Mucho se puede criticar del manejo de las grandes empresas: las tácticas fiscales de elusión y en ocasiones franca evasión fiscal, las tácticas de competencia desleal, las prácticas monopólicas o acaparadoras de mercado, la constante presión para desaparecer competencias locales o regionales, el control de precios, el acceso a facilidades fiscales innecesarias, etc, sin embargo en materia de controles laborales, pagos de prestaciones, documentación, etc, estas empresas cumplen casi siempre al 100% con sus obligaciones patronales. Esto no es algo que se tenga que aplaudir dado que es su obligación, sin embargo es de hacerse notar cuando del total de empresas censadas por el INEGI, solamente el 1% cumple con lo que establece la ley.

Algo que las micro y pequeñas empresas pueden aprender de los grandes empleadores es que la asesoría legal y de Recursos Humanos es considerada un gasto corriente y no un lujo o algo prescindible en un negocio. Al igual que otros gastos, este puede ir enfocado a medida del negocio, dado que no es lo mismo realizar una auditoría laboral para una empresa con 10 trabajadores que una para 100, ni reclutar una persona para un puesto de baja capacitación, a reclutar múltiples trabajadores con profesiones altamente especializadas. Mientras los dueños de Micros y Pequeñas empresas sigan teniendo la cultura de pegar lo que está roto, seguirán teniendo cosas rotas. Lo más sensato sería establecer estrategias para evitar que las cosas se sigan rompiendo.